Yoga "...el único mantenimiento real que podemos darle a nuestro cuerpo."
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El Yoga

El yoga, con sus diversas prácticas físicas, espirituales y meditativas, tiene grandes y beneficios en nuestro bienestar integral. El yoga es un sistema holístico que trabaja en todos los planos. En el físico, entre otras cosas, nos hace más conscientes de los ritmos y necesidades naturales del cuerpo, fortalece los músculos y huesos, retrasa el proceso de envejecimiento, aumenta la energía vital, da flexibilidad y equilibrio, oxigena y limpia nuestros órganos, beneficia nuestro sistema cardiovascular, endocrino, digestivo y respiratorio, abre los canales energéticos y equilibra los chakras.
En el plano mental disminuye el estrés, favorece la concentración, la capacidad de razonamiento y nos levanta el ánimo. También nos trae armonía interior, que muchas veces nos ayuda a dormir mejor, disminuye la tendencia a reaccionar con rabia o tristeza ante las situaciones, ayuda a la superación de miedos y tener un pensamiento positivo. El equilibrio interior y la apertura de corazón repercuten no sólo en una mejor forma de relacionarse con el mundo, y una mejor experiencia vital, sino también en la salud física. Te explicaremos con más detalle cuáles son los beneficios en nuestra mente y cuerpo, que son los efectos más prácticos y que le interesan a más personas. El despertar espiritual, si bien es la esencia del yoga, lo dejaremos para otro espacio.

Beneficios Físicos:
- En general, el cuerpo tiene mayor energía, está libre de toxinas, recupera su capacidad de sanar naturalmente, está más fuerte ante enfermedades y estímulos externos y funciona de una forma óptima en todos sus elementos.
- Aumenta la flexibilidad en articulaciones y músculos. El yoga nos hace más flexibles, vitales y ágiles.
- Aumenta la fortaleza física, trabaja los músculos y moldea el cuerpo. Los Yoga Sutras afirman: "el yoga nos hace atractivos, bellos, firmes, sanos y fuertes".
- Aumenta la energía y la vitalidad. Las asanas y otras prácticas de yoga aumentan en nosotros el prana, o energía vital.
- Es una medicina preventiva: estimula los procesos metabólicos y anabólicos, mejora la circulación de energía, oxigena el cuerpo.
- Ayuda a disminuir el dolor causado por ciertas condiciones físicas, a través de la producción de endorfinas, la relajación y la disminución de la inflamación. Previene enfermedades crónicas al ser una medicina holística preventiva y sanadora. Hay estudios que sugieren una mejoría en enfermedades como artritis, arterioesclerosis, fatiga crónica, asma y vena várice.
- Nos enseña a respirar mejor, lo cual aumenta la salud en nuestros órganos, nuestra energía y nos da calma interior.
- Mantiene la columna vertebral joven, la postura recta, y evita el deterioro de los discos, a través de la irrigación sanguínea y la flexibilidad.
- Ayuda a disminuir el envejecimiento: a través de la salud de la columna vertebral, evitando el estrés, contrarrestando los procesos catabólicos de deterioro de las células ayudando a limpiar el cuerpo de toxinas que producen un envejecimiento artificial del cuerpo, y manteniendo las partes del cuerpo lubricadas y limpias.
- Estimula los órganos internos a través de ejercicios específicos. Uno de sus efectos más notorios es en el sistema endocrino y neurológico.
-Trabaja el sistema inmunológico, el sistema digestivo, el sistema respiratorio.
- Puede disminuir los riesgos cardiovasculares como la presión sanguínea elevada, los niveles de azúcar y colesterol en la sangre, y puede elevar la producción de antioxidantes.
- Limpia y desintoxica. A través de la respiración, la piel y el adecuado funcionamiento de los medios de limpieza, el yoga nos permite deshacernos de toxinas y renovar el oxígeno.
- Las posturas trabajan los diferentes chakras que se relacionan con el cuerpo físico y aspectos de nuestros ser.
- Mejora la vida sexual: aumenta las hormonas sexuales y genera estímulos mentales asociados a la excitación sexual, además de favorecer la satisfacción en las relaciones de pareja en todo sentido. - Nos hace sentir menos cansados porque no desperdiciamos energía en tensiones innecesarias.

Beneficios mentales:
- Una práctica de yoga meditativa y consciente calma la mente y la hace más aguda, haciendo que estemos emocionalmente y mentalmente más estables y fuertes. Sin embargo, se recomienda que el yoga sea complementado con una práctica regular de meditación.
- Puede ayudar a combatir la depresión y a dar un sentido de propósito.
- Calma la respuesta fight or flight, por lo que el temor o la ira disminuyen.
- Nos hace más resistentes al estrés y nos ayuda a manejar la ansiedad, además de despejar la mente y traer la atención al momento presente haciendo la visión más clara.
- Ayuda a dormir mejor.
- Facilita la concentración, a estar alerta y enfocarse
- Da claridad mental y facilita la toma de decisiones
- Eleva las capacidades intelectuales.
- Contribuye a un pensamiento positivo, a la relación armoniosa con el entorno y al entusiasmo por la vida.
- Aumenta la autoestima y la capacidad de creer en nosotros mismos.
- Mejora la relación con nuestro ser físico y nuestra aceptación de él.

QUE ES EL YOGA?
Yoga significa unión, en sánscrito: mente, cuerpo y espíritu recuperan su unidad esencial con lo divino. Pero si hay otro concepto que defina la esencia del yoga es el equilibrio. El yoga trae equilibrio a nuestras vidas, que es el estado necesario para que el cuerpo físico y los cuerpos sutiles que identifica la anatomía yóguica estén libres de bloqueos, enfermedades y funcionen a sus máximas capacidades. Ese equilibrio es también lo que buscamos para sentirnos con energía vital pero con serenidad mental, conectados con nuestro ser físico y trascendente.
Se originó en lo que es hoy la India hace más de 5000 años, como una ciencia de la vida para conservar la salud física, lograr la ecuanimidad mental y emocional y responder a preguntas filosóficas universales como la verdad sobre la existencia y el universo, el origen del sufrimiento y la manera de alcanzar la felicidad como un estado interior. Durante siglos se ha implementado como un sistema psicológico, médico y espiritual.
Llamamos “yoga” a las prácticas, entre las que se encuentran posturas (asanas), meditación, respiración (pranayama), kriyas (limpiezas), mudras (sellos energéticos), kirtan (cantos), mantras, rituales. Pero el yoga, como medicina holística que induce los procesos naturales de sanación y salud de la anatomía física y espiritual, como sistema psicológico y filosófico, que busca el bienestar, la paz interior, la expansión de los límites, implica todo un estilo de vida que involucra la observancia de pautas éticas, principios de vida y regímenes de alimentación. Por eso se dice que el yoga es una disciplina.
Pero el yoga es tanto un camino como un fin. Pues esta disciplina busca precisamente el yoga: la reunificación con nuestro ser trascendente. Es lo que en algunas tradiciones se define como iluninación o moksha, es la superación de nuestra limitada identidad individual y la unión con la sabiduría, la inmortalidad y la dicha de la conciencia universal. Volver a ser lo que ya somos, aunque lo hayamos olvidado, que es existencia pura. Para la tradición espiritual del yoga la evolución espiritual significa superar la ignorancia sobre nuestra esencia divina. Esta conciencia universal (que puede ser definida también como dios, o la totalidad) es la única verdad y lo único que existe.
Una de las prácticas centrales del yoga, tal como es practicado en la actualidad, son las posturas. Más aún: como en la actualidad dicho tipo de yoga es el más difundido en el mundo, al punto en el que la palabra “yoga” se utiliza como sinónimo del hatha yoga, las posturas son (más que nunca antes en la larga historia de la disciplina) el elemento al que más preponderancia se le da en la actualidad. Por lo tanto, la palabra “yoga” se utiliza hoy de una forma imprecisa para denominar diferentes estilos de yoga de posturas. No podríamos tampoco clasificarlos todos como hatha yoga, pero por lo general combinan técnicas y principios de éste.
A este respecto es importante hacer dos aclaraciones. Por una parte, que el yoga es más que la práctica de asanas y este que ha sido practicado tradicionalmente como un sistema más amplio de realización espiritual; siendo las posturas quizás de menor importancia con respecto a otras formas de yoga. En el Bhagavad Gita se habla de cuatro caminos principales de yoga, únicamente uno de los cuales es el raja yoga, que habla del control del cuerpo y de la mente y puede hacer referencia a las posturas. En los Yoga Sutras, Patanjali define el yoga como un método que comprende ocho componentes (de ahí el concepto de ashtanga, que quiere decir ocho pasos), uno de los cuales son las asanas.
Por otra parte, que incluso el hatha yoga, el yoga de las asanas por excelencia, es más que únicamente posturas: tradicionalmente incluye también pranayama (los ejercicios de respiración y la respiración consciente y meditativa, para controlar la mente, oxigenar las células y potenciar siempre el flujo del prana o energía vital), las técnicas de limpieza del cuerpo (ya que el yoga busca purificación de cuerpo para facilitar el desarrollo espiritual y va de la mano de una ciencia de la salud que hace énfasis en la eliminación de toxinas como requisito para la prevención de enfermedades), bhandas, mudras.
Hay quien lo asume como una manera de trabajar el cuerpo y quien lo practica para trascender el mismo; quien lo sigue como una disciplina rigurosa y ascética y quien lo vive como una vía expansiva hacia el amor y alegría; hay quien llega a él para tratar dolores físicos y quien ha descubierto un maravilloso camino hacia la conciencia y el despertar espiritual. Podría decirse que el yoga es todo lo anterior y mucho más, que tiene tal variedad de escuelas e interpretaciones que cualquier espacio para hablar de él resulta limitado, y que conlleva tan profundos beneficios, que sólo se puede conocer realmente a través de la experiencia.
Hay diferentes opiniones en torno a cuáles son los aspectos principales de este sistema filosófico y científico. Algunos dicen que la meditación, otros que la respiración, otros que se debe empezar por el cuerpo para trascenderlo. Los textos tradicionales tienen diversas lecturas posibles. Patanjali recogió las técnicas en un sistema de ocho pasos, todos igualmente importantes. El Bhagavad Gita habló del control de la mente y el cuerpo, el amor activo, el conocimiento y el trabajo desinteresado. Todos llevan al mismo camino. Son diferentes y complementarios métodos para un mismo fin: la evolución del ser.
El yoga es apropiado para todos, no importa la edad, o el estado físico. Es independiente de las creencias de cada cual, porque no un dogma o una religión, si bien tiene elementos comunes con algunas tradiciones religiosas. Podría decirse entonces que es un sistema psicológico, filosófico y científico. El yoga nos ayuda a enfocarnos, a fortalecer la capacidad de goce y la fuerza de voluntad, a regular los procesos metabólicos, a aumentar la agilidad y la elasticidad, a desintoxicar el cuerpo, a revitalizar cada órgano, a estar siempre jóvenes. La salud está en nuestras manos, así como la dicha, el gozo y el crecimiento espiritual.

LOS CHAKRAS
Chakra quiere decir rueda en sánscrito. En la ciencia yóguica, se definen como centros giratorios de energía que reciben, regulan y distribuyen el prana, o la energía vital que fluye por nuestros cuerpos sutiles a través de nuestros canales energéticos (nadis, o lo que en la medicina china se conoce como meridianos, en cuyo caso el prana se conoce como chi). Los chakras principales son siete, y están ubicados justo delante de la columna vertebral de manera ascendente. Esta energía es la misma que nos da vitalidad, y que se transforma en diferentes tipos de vibraciones que están conectadas con diferentes formas de la energía universal: la supervivencia, la sensualidad, el poder personal, el amor, la expresividad, la intuición y la espiritualidad.
Los chakras son una especie de mapa de nuestro ser corporal y metafísico, de nuestro mundo interior y de nuestra relación con el mundo. Una manifestación saludable de cada una de estas energías (que tienen un color específico, que corresponden a los brillos que se perciben cuando se habla del aura, y que se representan como flores de loto de diferente número de pétalos) se refleja en salud, bienestar, relaciones satisfactorias, voluntad y decisión, creatividad, capacidad de disfrute y conexión con el universo, entre otros aspectos. En general, significa tener un equilibrio entre las diferentes dimensiones de la vida que de una forma u otra están operando de forma positiva o negativa y que forman parte de nosotros en nuestros aspectos físicos, mentales, emocionales y trascendentes. Desarrollar una sensibilidad hacia fuerzas vitales nos ayuda a comprender disfunciones motivados por excesos o insuficiencias, que se manifiestas en nuestras vidas como situaciones conflictivas, carencias por la dificultades para conectarse con esa energía en el mundo, infelicidad, temor, rabia o enfermedad. Lo más bello de comprender e identificar cada chakra y su resonancia en nuestro cuerpo y en nuestra experiencia vital es que, al potenciar o moderar dicho chakra determinado, podemos transformar nuestras vidas y curiosamente, las circunstancias externas se modificarán a continuación.
Por tanto, el conocimiento sobre los chakras es una poderosa herramienta de autoobservación y equilibrio: los dos objetivos fundamentales del yoga. Al igual que la premisa sobre la que se basa el yoga y sus diferentes prácticas, cuando trabajamos sobre los chakras y los equilibramos no estamos buscando “llegar” a un estado superior o diferente. Significa regresar a ese equilibrio que es natural en nosotros y que se altera con condicionamientos sociales, familiares o culturales, creencias, patrones mentales recurrentes, circunstancias extremas o formas de vida que nos hacen estar alejados de nuestro verdadero espíritu.
Nuestra vida es un reflejo de nuestros chakras
Algunos chakras tienen características femeninas de quietud, aceptación, receptividad y sabiduría, mientras que otros representan aspectos masculinos de actividad, poder, solidez y afirmación. Algunos se relacionan con nuestra naturaleza más básica y otros con fuerzas más elevadas: todos son pulsiones que forman parte de nosotros, y son necesarios en una proporción adecuada para la salud del cuerpo y del alma. Esta danza entre la expansión y la fuerza que realizamos a través de prácticas tradicionales como el hatha yoga (que equilibra la luna y el sol), es una forma de traer balance a las diferentes vibraciones que nos constantemente entregamos y recibimos del universo a través del prana: la energía primordial.
Comprender cómo cada uno de estos chakras representa un aspecto de la energía universal que está presente en cada uno de nosotros y cómo manejamos estos aspectos con respecto a nosotros mismos el mundo, nos puede ayudar a estar más conectados con nuestro mundo interior, de donde creamos nuestra vida. Somos formados para creer que la vida son sencillamente cosas que nos suceden. Pero la anatomía del yoga, coincidiendo con otras creencias metafísicas, nos indica que el mundo, los sucesos y como experimentamos la vida, es algo que creamos, atraemos y ante lo cual nos sensibilizamos; tengamos conciencia de ello o no.
El gran secreto es que tenemos la capacidad de crear salud, alegría, prosperidad, goce, relaciones satisfactorias y de estar sintonizados con una conciencia superior. Es nuestro derecho de nacimiento. El tener conciencia de nosotros mismos y de las diferentes formas energéticas de nuestro mundo interno nos da el gran regalo de actuar en lugar de reaccionar a las fuerzas exteriores, energías y pulsiones, que es como la mayoría de nosotros vive. O tampoco estar gobernados exclusivamente por unas de ellas, lo cual muchas veces genera una reacción opuesta igualmente desequilibrada, ni suprimiendo otras.
Esto quiere decir, observar cómo está funcionando la relación con nosotros mismos, lo que la vida nos está dando y cómo interactuamos con los demás y con base en esto, activar cada uno se nuestros chakras y ponerlos a funcionar adecuadamente. Es tomar responsabilidad y hacer buen uso de esta libertad sobre nuestros impulsos vitales y de las posibilidades maravillosas que esto nos da ante nuestra vida.

Los tres chakras de la materia: Muladhara, Svadhistana, Manipura
Primer chakra (Muladhara): Asociado con el color rojo y con el elemento tierra, este centro energético es chakra de nuestro sustento y nuestra supervivencia. Está ubicado en la base de la columna vertebral y se puede decir que es nuestra raíz, aquello que nos da arraigo física y emocionalmente. Es la energía que nos provee la sensación de tener las necesidades básicas satisfechas, del cuidado del cuerpo y la estabilidad material y seguridad emocional primordiales. En el cuerpo, es el chakra que se relaciona con el intestino, las piernas, los pies y la base de la columna.

  • Segundo chakra (Svadhisthana): El segundo chakra vibra en color naranja y es el chakra que nos permite abrirnos al fluir de la vida. Su elemento es el agua. En el cuerpo, está relacionado con las caderas y los genitales, los órganos reproductivos, los riñones y la vejiga. Un equilibrio de Svadisthana chakra se representa en sensibilidad y la receptividad. Constituye una apertura hacia las experiencias de la vida, hacia el asombro permanente, hacia la magia de aquello que se tiene alrededor, la aceptación del cambio y el disfrute de las experiencias sensoriales. Por esto, se concibe como el chakra de la sensualidad y de las emociones vividas de una manera sana y gratificante.

  • Tercer chakra (Manipura): Este chakra está asociado con el color amarillo y está ubicado en el plexo solar. Sus funciones se relacionan con el sistema digestivo y simbólicamente, con el fuego interior de cada uno. Su elemento es el fuego. El tercer chakra tiene que ver con el poder personal. Se refleja en asumir la propia vida, en la capacidad de acción y autoafirmación ante el mundo. Es el centro energético relacionado con la confianza en uno mismo. Esta pulsión nos ayuda en la toma de decisiones y el enfrentarse a los riesgos, a establecer límites y necesidades ante nosotros mismos y los demás, y nos da voluntad de logro. Tiene que ver con los principios sobre los que decidimos vivir.

El chakra del corazón: unión de ser y espíritu
Cuarto chakra (Anahata): El chakra del corazón actúa como un punto de conexión y equilibrio entre el mundo físico, al cual pertenecen los tres primeros chakras y la dimensión espiritual, al cual están ligados los tres siguientes, siendo el chakra del centro, el cuarto. Su elemento es el aire y está relacionado con las vías respiratorias. Está localizado en el corazón y abarca la parte superior del pecho. De color verde o rosado, nos empodera y revitaliza con la fuerza del amor: la compasión, la unión con todo lo que se manifiesta en el mundo como energía divina, la armonía, el amor de pareja y de familia, la amistad, el amor hacia nosotros y la conexión con la existencia.

Los chakras metafísicos: Vishuddha, Ajna, Sahasrara
Quinto chakra (Vishuddha): El primer chakra de nuestro ser trascendente está relacionado con la purificación, que nos ayuda a encontrar nuestro camino hacia la conciencia, y con la voz de nuestro espíritu. El quinto chakra tiene una vibración azul turquesa y su elemento es el éter. Está ubicado en la garganta, y en el cuerpo se relaciona con el cuello, la garganta, la mandíbula y los dientes. Es el centro energético de la creatividad y la comunicación, por lo que es la energía que se activa con la escritura, el canto, el expresarse con claridad y saber escuchar. También se asocia con el sonido y con el poder sanador de las vibraciones, de donde se origina la energía de todo lo que se manifiesta.

  • Sexto chakra (Ajna): Ajna chakra es de color índigo y su elemento es la luz. Este chakra está localizado en aquel punto que en la tradición india se define como el “tercer ojo”, en la frente, justo entre nuestros dos ojos, aquel que se define como el contacto con otros niveles de conciencia. Físicamente su energía se conecta con la vista, la cabeza, y sus cualidades afectan la memoria y la capacidad de concentración. La fuerza del ajna chakra es la intuición, nuestra capacidad de conectarnos con el espíritu y la sabiduría universal. Propios de esta rueda energética son la imaginación, la creación artística, los sueños y el poder de las visualizaciones.

  • Séptimo chakra (Sahasrara): Este es el chakra de la conciencia pura. Por lo general se asocia con el color violeta, aunque su energía es también de color blanco: la más alta vibración y aquella que abarca todos los colores existentes. Está ubicado en la corona, y representa la espiritualidad. Su elemento es el pensamiento, por lo que contiene el poder de la mente: las energías vibracionales que permean las otras fuerzas vitales y crean las experiencias. En el cuerpo, su vibración se manifiesta en los huesos y la piel. Este es el chakra que nos conecta con el infinito, con el sentido de la vida y la devoción y que por esta razón se representa como una flor de loto de cien pétalos. El séptimo chakra nos sintoniza con la divinidad y la gracia de nuestro ser verdadero.


¿EL YOGA ADELAGAZA?
En la mayoría de los casos, sí. El yoga como disciplina integral trabaja diferentes aspectos psicológicos y emocionales, dándonos un equilibrio interior. Cuando esto sucede, estamos más tranquilos y conectados con nuestro cuerpo, por lo cual ingerimos lo justo si sentimos hambre, y vamos a preferir alimentos nutritivos, sanos, naturales que nos hacen bien. De una forma paulatina, sin dietas y con equilibrio, es posible que dejemos de comer por ansiedad y nos alimentemos más sanamente y también que casi naturalmente vayamos incorporando hábitos mucho más idóneos. Como consecuencia de esto, lo más seguro es que mejore nuestra figura, pero en el camino de la salud y no de la prohibición y la obsesión por la belleza que tanto nos maltrata.
Por otra parte, es indudable que dentro de los más notorios beneficios del hatha yoga está darnos flexibilidad y mayor tono muscular, y que moldee el cuerpo. Con el tiempo se empieza a notar una tranformación. Algunas posturas ayudan a tonificar y a disminuir la grasa localizada, dándonos una figura más armoniosa. El yoga quema calorías, pero el hatha yoga clásico es suave porque parte de su bondad medicinal y meditativa está en sostener las asanas. El vinyasa, que es su versión más activa y también más atlética y exigente, sí es un ejercicio cardiovascular que puede ejercer un efecto más notorio de pérdida de peso. Dentro de esta categoría están las secuencias como los saludos al sol, el ashtanga yoga, el power yoga, jivamukti o anusara yoga.
Aunque si el objetivo es exclusivamente adelgazar, puede que quien busque un intenso “workout” para alcanzar el cuerpo de una super estrella, termine algo decepcionado. Es importante en ese caso que se informe sobre qué estilos de yoga existen, para elegir uno exigente y vigoroso, o que se busque formas de ejercitarse más efectivas. El yoga verdadero seguirá siempre el principio de ahimsa, o no-violencia, por lo que respetará los procesos y límites del cuerpo y también tendrá un componente místico.
Hay muchas preguntas sobre el yoga y los efectos sobre nuestro cuerpo, estéticamente hablando. De hecho, dado que la parte más conocida de la disciplina es el yoga físico, no es raro que por fuera de India que es donde se ha preservado su tradición, este antiguo conocimiento sea equiparado a un magnífico ejercicio para estar en forma, para aumentar la flexibilidad, mejorar el tono muscular y en general para vernos mejor. No es equivocado afirmar que el yoga tiene como resultado todo lo anterior. Lo que sucede es que, por una parte, no hace justicia a todas sus bondades corporales (siendo el yoga toda una práctica curativa y restablecedora, sin mencionar sus efectos en otros aspectos) y, por otra, este énfasis más que perseguir la salud resalta unos cánones de belleza nocivos y esto se aleja del sentido más profundo tras la tradición.
Una consecuencia de esto es que algunas personas que no se sienten satisfechas con sus cuerpos jamás consideran practicar yoga porque creen que es para gente delgada. Esto es falso: el yoga físico debe adaptarse a cada individuo, y aunque es común que las mismas secuencias sean enseñadas o impartidas para una diversidad de públicos, cada uno debe elegir una práctica acorde con sus capacidades, saber que el yoga no tiene que ser extenuante, ni exigir al cuerpo lo que no puede dar. La fuerza muscular y la agilidad, así como un cuerpo más armonioso y esbelto posiblemente llegarán como parte del proceso de autoconocimiento y de recuperación de la salud natural, pero no es jamás un requisito y menos el fin último.
Si en el momento en que asistimos a una clase de yoga, se siente que hay un ambiente superficial y de “culto al cuerpo”, o que se debe ser esto o aquello para hacer yoga (joven, ágil, experto, fuerte, delgado), entonces se ha perdido el espíritu del yoga. Otra posible consecuencia es que la gente vaya a practicar yoga con la expectativa de perder peso. El yoga sí incorpora un trabajo físico, que trabajará los órganos internos, los músculos, la flexibilidad de la columna vertebral, los puntos energéticos, los canales de desintoxicación. Pero el yoga no tiene como objetivo darnos una rutina de ejercicios únicamente para que nos veamos mejor, sino para que estemos más saludables, tranquilos, expandidos.

EL YOGA ES UNA CIENCIA HOLISTICA
El cuerpo necesita de un estilo de vida natural y unas condiciones básicas como la nutrición adecuada, la desintoxicación, el ejercicio, la armonía interior, y las cualidades energéticas adecuadas (energía sátvica) para mantener su salud y vitalidad, que es su estado natural. El ayurveda nos da además pautas como una alimentación, hierbas naturales y todo un estilo de vida, desde las temperaturas ambientales hasta los colores, para buscar el equilibrio de acuerdo con el tipo de cuerpo. Pero además de esto, las medicinas holísticas señalan cómo el cuerpo material está en constante intercambio de información con nuestros pensamientos, emociones y reacciones al mundo exterior y una gripa o una condición crítica son igualmente, en el mayor de los casos, el reflejo de desequilibrios en nuestra propia vida. Comprende una serie de terapias, métodos, hábitos que visualizan la salud como integrada a la vida y la enfermedad como endógena: viene desde adentro porque crea la enfermedad o porque permite la entrada de la enfermedad cuando se debilita. Una de estas ciencias preventivas, curativas y que nos da herramientas para estar sanos y funcionar a nuestro máximo potencial es el yoga. Para esta antigua tradición, el cuerpo es simplemente la manifestación material de nuestras energías sutiles. Es nuestro vehículo para desenvolvernos en el mundo material. Junto con nuestra mente, los seres humanos contamos con un cuerpo a través del cual podemos lograr una realización espiritual, y gradualmente alcanzar niveles superiores de conciencia que nos permitan el desarrollo de nuestro ser verdadero, la intuición, el conocimiento universal.
Cuerpo, mente y espíritu
Yoga viene del sánscrito "unión", pues es una tradición que une nuestro ser material, mental y espiritual. Esta integración es nuestra naturaleza. Aun cuando no hay un llamado espiritual ni un objetivo trascendente, (pues es también legítimo que el yoga sea percibido como una ciencia que ofrece una serie de técnicas para la salud física y el equilibrio interior), la práctica de yoga nos hace ver más clara la conexión entre nuestros cuerpo y nuestros aspectos psicológicos y emocionales. Esta visión holística de nuestro ser es un paso esencial para comprender que tanto nuestra salud como la vida que vivimos está en nuestras manos.
Nuestra energía y sus diferentes manifestaciones (física, emocional, mental, espiritual) nos piden que demos al cuerpo los medios para que sane naturalmente, asumamos la responsabilidad de nuestra salud y nuestro bienestar en los diferentes aspectos de nuestras vidas; que nos honremos, y que busquemos desarrollar de manera equilibrada cada una de estas energías que, así como están en el universo, también están en cada uno de nosotros activamente.
Nuestra energía está contenida en diversos cuerpos transitorios que vamos cambiando cada vez que nacemos. Estos cuerpos son algunos más densos y otros más sutiles, siendo el único imperecedero nuestro espíritu, o nuestra conciencia pura. Este aspecto nos une con la existencia y es nuestra naturaleza pero de él nos separan la creencia de una experiencia individual que viene de nuestro cuerpo físico y de lo que conocemos como nuestra mente que es una dimensión metafisica muy compleja. Por esta razón, el yoga nos enseña que a medida que trabajamos el cuerpo y la mente en sus diferentes aspectos (vital, emocional, racional e intuitivo) el espíritu puede expresarse de forma más clara en esta vida, Aunque sigamos contenidos en un cuerpo y una mente ya no nos identificamos con ellos. Necesitamos de un cuerpo sano y fuerte y de una mente con capacidad de apaciguarse y concentrarse (no olvidemos que una de las definiciones tradicionales de yoga es dirigir la mente hacia un punto), además de otras cualidades como el pensamiento positivo y la capacidad de trascender el ego para desarrollar sus capacidades vitales, racionales, intuitivas que nos llevan a otros niveles de conciencia. Algunas tradiciones indias hablan de cinco cuerpos y otras hablan de tres cuerpos. Esto no es una contradicción sino más bien una diferencia conceptual, ya que el segundo cuerpo está compuesto a su vez por tres cuerpos o vehículos. El yoga nos da una serie de prácticas para trabajarlos todos: posturas, limpiezas y mudras y bandhas, para el cuerpo físico; los ejercicios de pranayama, el recogimiento de los sentidos y la concentración para el segundo cuerpo (astral); y la meditación, que opera en el cuerpo causal.
No tenemos que conocer el sistema energético o tener inclinaciones espirituales para beneficiarnos de este sistema de manera integral. Digamos que sólo como una ciencia psicológica y terapéutica, o integrando al menos las dimensiones de yoga que nos sintamos cómodos practicando, nos benefician enormemente estas técnicas. Si hemos elegido el yoga como estilo de vida, la disciplina y cada uno de los pasos son importantes para que haya un progreso espiritual, según dicen los maestros, pero la experiencia nos indican que en todo caso un poco de yoga, sin importar el camino que nos hable, nos aporta mucho.
Los adultos utilizamos por lo general una tercera parte de nuestra capacidad pulmonar. Sin embargo, la cienca yóguica le da mucha importancia a la respiración: no sólo es nuestra fuente de energía vital, principio básico del pranayama sino que también facilita la limpieza del organismo, nos llena de vitalidad, oxigena los órganos y facilita la relajación de la mente y del cuerpo. Con la edad empezamos a utilizar sólo la parte alta de los pulmones, expendiendo el pecho y elevando los hombros, pero nos olvidamos de la parte media y baja de nuestro cuerpo, a donde también podemos expandir nuestra capacidad pulmonar.
Para mejorar la respiración, acuéstate boca arriba, y con las manos sobre tu vientre, siente cómo puedes inhalar profundamente haciendo que se expanda, como lo vemos en los niños recién nacidos que inflan su barriguita al respirar. Cuando haces esto, estás llenando de oxígeno también la parte baja de tus pulmones, podrás respirar más eficientemente y si lo haces con regularidad podrás volver esta tu respiración natural. La respiración yóguica comprende la parte alta, media y baja de tus pulmones; para practicarla, puedes poner una mano sobre tu abdomen y otra bajo tus costillas, y sentir cómo alcanzas todos estos niveles, expandiendo tus pulmones comenzando desde abajo, y viendo cómo se eleva tu ombligo y luego cómo exhalas también larga y profundamente, llevando tu ombligo hacia dentro.

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